Tulio Elí Chinchilla - Fado y Ámalia

Nadie debería negarse el deleite espiritual de la expresión musical que más profundamente traduce el alma portuguesa: el fado. Aunque entre nosotros poco suena, salvo en emisoras culturales, un fado es una canción folclórica urbana (al igual que el tango) y ha tenido como su escenario natural las tabernas y fiestas populares. El fado expresa el lado triste y doliente de la vida; entraña aquello que Unamuno llamó el “sentimiento trágico de la existencia”, señal particular del pueblo peninsular. Su etimología latina lo delata: de fatum, que no significa fatalidad, sino cruel. Por ello casi todos los fados son canciones nostálgicas, llenas de melancolía, se cantan con voz tersamente desgarrada, similar a la de las cantaoras andaluzas y flamencas, pero sin el patetismo dramático de éstas. Se acompañan con guitarra portuguesa, que poco tiene en común con la guitarra española de raíz árabe. Su pequeña caja, sus doce cuerdas de voz llorona y rumoroso lamento, hacen de este instrumento lo más ...